lunes, 19 de julio de 2010

*The Religion Market*

The rational choice approach to religion draws a close analogy between religion and the market economy.Religious firms compete against one another to offer religious products and services to consumers, who choose between the firms. To the extent that there are many religious firms competing against each other, they will tend to specialize and cater to the particular needs of some segments of religious consumers. This specialization and catering in turn increase the number of religious consumers actively engaged in the religious economy. This proposition has been confirmed in a number of empirical studies. It is well known that strict churches are strong and growing in the contemporary United States, whereas liberal ones are declining. For Iannaccone’s religious experience is a jointly produced collective good. Thus members of a church face a collective action problem. Strict churches, which often impose costly and esoteric requirements on their members, are able to solve this problem by weeding out potential free riders, since only the very committed would join the church in the face of such requirements. Consistent with the notion that religious experience is a collective good, Iannaccone et al show that churches that extract more resources from their members (in the form of time and money) tend to grow in membership.




jueves, 15 de julio de 2010

Bienvenida Igualdad

Es increíble como las personas reaccionan hacia lo nuevo, lo distinto, lo que los hace cuestionar ciertas convicciones arcaicas, derivadas de una institución religiosa que utiliza el miedo y la culpa para movilizar a sus seguidores. No me refiero a la religión en general, ya que he visto los efectos positivos en las congregaciones cuando sus curas perpetúan un mensaje de tolerancia, inclusión y bondad; pero lamentablemente, eso tiene más que ver con cada cura que con la institución en su totalidad. Una institución que, personalmente, me disgusta por su mensaje de intolerancia y su lamentable historia, llena de sangre y discriminación.
Ayer (hoy a la madrugada) en Argentina se legalizó el matrimonio entre parejas del mismo sexo. Es el primer país en Latinoamérica en hacerlo y ojalá sea sólo el primero de muchos.
La oposición tuvo algunos comentarios, entre los cuales se destaca por su ignorancia el de Liliana Negre de Alonso, del Frente Justicialista, que "leyó un fragmento de un Manual de Educación sexual y, mientras mostraba dibujos, expresó: "Les vamos a tener que enseñar qué es gay, qué es bisexual"."



El titular de la UCR, Ernesto Sáenz, dijo:"Mi obligación es legislar para un estado laico otorgando derechos civiles a quienes no lo tienen. Ese es nuestro desafío. Cuando el Estado le niega un derecho a una parte de la sociedad, debe dar una respuesta para que eso no se convierta en discriminación. El matrimonio católico es un sacramento y es indisoluble, mientras que el matrimonio civil no tiene ninguna religión". Y María Eugenia Estenssoro agregó: "Nada tremendo va a pasar si integramos la diversidad, las personas que están esperando esta votación quieren legitimar sus relaciones de pareja, sus familias, sus patrimonios y sus hijos". Un derecho básico que nadie debería tener que pedir, ya que debería ser igual para todos.

Uno de los senadores naciones, Samuel Cabanchik, dijo que “lo que se reforma básicamente es la ley civil de matrimonio, donde se cambia ‘hombre’ o ‘mujer’ por ‘contrayentes’. No se hace distinción de sexo, la extensión del concepto matrimonio ahora abarca a todos."

El caso de Bergoglio, en mi opinión, lleno de ignorancia, pero a la vez desafortunadamente típica dentro de la Iglesia Católica manifestó mediante una carta enviada a los monasterios, en la que sostuvo que el matrimonio igualitario “es la pretensión destructiva al plan de Dios”. Me pregunto si en ese plan Dios incluye todas las desgracias que ocurren todos los días o si sólo importa que el matrimonio sea entre un hombre y una mujer... Sobre esas declaraciones, desde China, la presidenta Cristina Fernández sostuvo ayer que “son cosas que remiten a tiempos de la Inquisición”. No me quepa la menor duda que los Kirchner están utilizando esta situación para sus propios intereses políticos, pero eso no quita que esta nueva ley es justa y necesaria.
Entre las voces a favor del avance en el Congreso de la ley de matrimonio gay, el gobernador de Santa Fe, el socialista Hermes Binner, afirmó que votaría “positivamente”, y recordó que “la ley no hace más que reflejar lo que pasa en la realidad”. Entre sus argumentos, Binner señaló que “todo acto que no dañe a otro está permitido”. Bajo esa lógica encuadró al matrimonio homosexual, al reclamar que el tema se tome con más “naturalidad”, para que todo sea “más sencillo” y poder pasar a “otras cosas importantes” que debe discutir la sociedad.
Debo admitir que me sorprendió cuando leí que el Colegio de Abogados de Buenos Aires envió una carta al Senado de la Nación, estableciendo su total oposición al “desafortunado proyecto de ley” sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. Aunque ellos dicen que no se basa en una “cuestión religiosa” sino en “un debate público, laico y civil”. “La posición se funda un argumento eminentemente natural que tiene en cuenta la esencia del matrimonio como una institución en la que el hombre y la mujer se entregan [...] abriéndose a la comunicación de la vida y a la sana educación de los hijos. El matrimonio entre personas del mismo sexo [...] enturbia esta realidad natural, emitiendo un mensaje de confusión y distorsión del ordenamiento jurídico”. Sin duda, sus opiniones dejan entrever otra cosa...
En el siguiente link (http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1284703), destaco la opinión de Marcelo Guinle.

Estas charlas sobre igualdad me hacen pensar, indudablemente, en la discriminación en general, ya sea hacia las mujeres (en su momento y, muchas veces, persiste hoy en día) y hacia toda persona que sea considerada "distinta". El ser humano siempre ha reaccionado igual hacia lo distinto, con profundo rechazo y absoluto terror.

Brindo por este gran paso, brindo por todos mis amigos y por Argentina en general, que teniendo tantos problemas sociales, económicos y políticos, no deja de pensar, cuestionar y avanzar, hacía un estado que respete los derechos de todos y el poder de decisión de cada ciudadano.